Hoy comparto algunas reflexiones sobre la necesidad o no de hacer un proceso de coaching, qué cosas me puedo encontrar o qué beneficios puedo obtener, y si realmente necesito vivir un proceso y por tanto, soy un cliente de coaching.

Desde que empezamos a tener plena consciencia de nosotros mismos, buscamos encontrar «un sentido a nuestra vida», «nuestro propósito de vida»; este se acentúa en nuestra adolescencia con una fuerza arrolladora y descontrolada a veces; y no pocas veces es el origen de nuestras frustraciones y anhelos de momentos mejores. Con el paso del tiempo vamos alcanzando la madurez y nuestro sentido “de Vida” va tomando forma, dejamos atrás los placeres, excesos, locuras de juventud y hasta nuestros ideales van evolucionando.

Llega un momento en el que encontrar sentido a nuestras vidas, se transforma en “Ser Feliz” y en la búsqueda permanente de la felicidad, entendida esta como el sumatorio de pequeños momentos de plenitud.

Cada persona entendemos a nuestra manera, y como  no podía ser, ese estadio de “felicidad”, priorizamos las cosas que nos la proporciona y desechamos o huimos, o al menos lo intentamos de aquellas otras que no nos lo produce.

          Si te encuentras en ese estadio de tu vida en el que eres una persona realizada, plena, feliz, no cargas con ninguna mochila, tu autoestima es alta, confías en tus capacidades y habilidades, y eres capaz de afrontar con éxito los retos de la vida, no necesitas un proceso de coaching; no es para ti, ya que nada te va a aportar.

Si no estás en ese estadio, entonces, te invito a hacer un ejercicio y una reflexión. La primera herramienta que se suele utilizar al principio de un proceso de coaching se llama “La Rueda de la Vida”. Se utiliza cuando el cliente quiere hacer un proceso de coaching para cambiar algo, pero no sabe o no se decide qué cambiar.

Es un círculo troceado en partes, tantas como el cliente sienta que son fundamentales en su vida (familia, amigos, dinero, amor, trabajo, etc..) y a las que él le otorga un valor de “0” a “10”, estando el “0” en el centro del circulo y el “10” en la parte exterior.

 

Cuando ya introducimos un valor, la circunferencia deja de ser redonda y con un tamaño menor y aparecen porciones con diferentes valores; tenemos una rueda mellada; que cuando rueda, lo hace mal, a golpes, incluso le cuesta mucho avanzar y si avanza, que no siempre es así; lo es a base de un enorme esfuerzo. Y eso es así, porque hay aspectos de nuestras vidas en los que nos va mejor y otros en los que nos va peor.

El objetivo por tanto será trabajar aquellos peor valorados, que son los que nos generan frustración, inseguridad, miedo, ansiedad; que se traduce en pérdida de autoconfianza y en la aparición de esos miedos que nos limitan y llegan a paralizarnos.

Por supuesto que no se trata de tener todos los aspectos de nuestra vida en el «10», que es irreal, tampoco de trata de hacer una media y ponernos en el «6». Se trata de hacer cosas diferentes para mejorar aquellos aspectos de nuestra vida que valoramos mal, por el motivo que sea y la circunstancia que tengamos. De esta manera tan gráfica veremos que tenemos áreas de mejora y nos centraremos en aquellas que deseamos, queremos y estamos convencidos para cambiar.

Si después de haber valorado y reflexionado sobre aquellos aspectos de tu vida que son importantes para ti (cada uno tiene los suyos), ves y reconoces que tu rueda de la vida no es tan redonda, te aseguro que un proceso de coaching te puede ayudar, y mucho.

Podemos hacer también  la rueda de la vida laboral” con aquellos aspectos que laboralmente nos importan y aportan valor a nuestro trabajo (salario, compañeros, reconocimiento, posibilidades de promoción, estilo de liderazgo, etc.).

Y por supuesto en el ámbito de gestión de equipos (integración, asunción de responsabilidades, respeto, altruismo, flexibilidad, cooperación, etc.)

Tan sólo voy a enumerar algunos beneficios para las personas según ICF:

          1.- El coaching desarrolla nuestras capacidades y fortalezas.

          2.- Se gana en eficiencia y se disfruta más de la vida.

         3.- Se toman decisiones con conciencia, conocimiento, argumentos y valores.

         4.- Se gana en confianza en nosotros mismos.

         5.- Nos arriesgamos por lo que queremos.

 

Y para las organizaciones supone:

1.- Consolida con rapidez y eficacia nuevas promociones o cambios de responsabilidad.

2.- Potencia la fidelización del talento interno.

3.- Integra metodología que multiplica las capacidades personales.

4.-Innova en los procesos y/o modelos de gestión

5.- Potencia los resultados del negocio.

6.- Genera nuevos modelos de liderazgo (líder-coach)

7.- Minimiza los conflictos interpersonales.

 

 

                             ¡Se feliz!

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